Oigo susurros al oído,sombras invisibles. Estoy loco, no es posible, lo que ellos han creído, Que vivo preso y cautivo, de alucinaciones y locuras,
Ellos se ríen, que tortura. ¡No estoy loco señores! ¡No seais torturadores de mi paz y ni cordura!
Nuevamente vuelve la presencia, voces que claman mi nombre, y aunque les asombre estoy con plena conciencia.
Ay de mi, extraña experiencia, susurros en la noche, son un derroche de violencia.
Adentrándome en otro mundo, tiempos inconexos, me siguen cual espectros y rezo, el miedo se apodera de mí, de mi cuerpo.
Me siguen la pena, el hambre, el dolor, el sufrimiento, me siguen cosas terribles, intento huir y no puedo.
En otro momento, vuelvo la mirada atrás, todavía me persiguen, quisiera morir y no muero.
¡No estoy loco señores! Soy más libre que todos ustedes, estoy tan cerca de mi cielo.
No critiquen la locura, porque decirles mil verdades, puedo, mas no quiero. |
este poema es algo distinto a los otros, debido a que estoy cambiando la temática.
Gracias Tulio por los consejos, y a todos los de la fundación.
Hasta luego.