Cuento de otoño, el encuentro... |
martes, 8 de mayo de 2007 |
Quisiera mantenerme un rato más en la cama, pero los reiterativos beep-beep me molestan de sobremanera. Una ducha limpia hasta el último pensamiento perezoso, no debo demorar en salir al trabajo. Mi rico desayuno y estoy listo para salir, una oscura chaqueta, gorro y bufanda, esta mañana es mucho peor que la de ayer, el frío me recuerda las crudezas de la vida. Salgo de la casa, solamente después de dar un beso a todos los integrantes de mi clan, así, con ese apoyo incondicional, salgo a la calle. Camino con paso largo y rápido, las personas a la distancia se ven como sombras, que se mueven cual espectros en la niebla. Una de estas sombras se me acerca, me llama, -¡Gabriel!, pa' onde vai tan apura'o- es la inconfundible voz de Róbinson, uno de mis amigos de la infancia, con el que luchamos por que se nos respetara en la vieja construcción del edificio verde. Un abrazo bien apretado es el saludo, caminando, recordamos viejas anécdotas, me cuenta que el otro día estuvo con su vieja madre, la señora Marta, se entristece porque lamentablemente no la puede acompañar mucho, las obligaciones propias de un padre de familia se lo impiden, la anciana mujer entiende eso, pero necesita muchos cuidados, así que entre los 4 hermanos le pagan a una persona para que la atienda y le de los remedios, aparte de eso se turnan para visitarla. Este relato me trae a la memoria nuevamente a la tía Valeria, aquella que al parecer, solo puedo ver yo, sentada en la mecedora, en el balcón de una casa. Cada uno toma una locomoción distinta, la mía se dirige hacia el centro, la de mi amigo hacia el poniente, donde se ubican los barrios industriales, no sin antes despedirnos con un fuerte abrazo. .......................................................... Comienza el ocaso... .......................................................... Me bajo de la micro y veo el balcón aquel desde el que la profesora me observa, la curiosidad puede más e intento subir, la puerta que da al segundo piso rápidamente cede, como si alguien la estuviera afirmando y luego la soltara. Camino, ahora con paso calmo, la madera de los peldaños se queja y anuncia mi presencia, la puerta entreabierta me invita a pasar, empujo con cuidado desteñidas maderas y entro suavemente, una lámpara de papel ilumina la sala con una luz extraña. Se cierra con un golpe sordo aquella puerta y veo una nebulosa imagen que se acerca a mi, poco a poco distingo sus facciones y me doy cuenta que es ella, mi profesora de los años idos. Me invita a sentar frente a ella, se sitúa en unos sillones que no pude ver hace un instante...cordial me saluda - hola, ¿Como has estado Gabriel? - ¿Como es tu vida, cuéntame? - Esas palabras, lejos de ponerme nervioso, me tranquilizaron, le conté de mi vida, de mi familia, el trabajo y las cosas que hago y me gustan. Después de escucharme, hizo una pausa y me dijo - ¿y tu mamá, como está ella? - hubiera querido dar una mejor respuesta, pero a mi vieja rara vez la visito, parece que me he olvidado de sus atenciones y sobre todo, del amor que ella me tiene y yo le tengo. Ella está bien, le dije, pasa preocupada de sus pajaritos y de las plantas...lamentablemente nos vemos poco...- que importante es que a una la visiten - me replicó, yo bajé la mirada, me sentí mal por no ir a verla – no te olvides de ella, como lo hicieron conmigo – fueron sus duras palabras, pensé en muchas cosas, pero el tema era uno solo, mi mamá. Tú eres el único al que dejo que me vea, ahora soy un espectro, pero en mi tiempo era una distinguida docente, tú lo sabes muy bien. La muerte no me ha quitado las ganas de vivir, es por ello que continúo acá y ahuyento a los delincuentes para que no me ocupen el poco espacio que me queda… Así comenzamos una charla, la que se prolongó bastante, me despido de mi profesora y al momento de volver la cara, las luces que iluminaban aquel recinto se apagan, me vuelvo a ver que pasa, y nada de lo que recién estaba viendo, se ubica ahora allá, no hay luces ni un sillón, lámparas de papel o comedor. Bajo algo nervioso, ahora sí, tomo mi celular y llamo a mi madre, conversamos unos minutos, hasta que llegué a casa, le digo a mi mujer, ¿visitemos mañana a mi mami?, ella con una sonrisa lo aprueba.
A veces los mensajes no deben ser tan explícitos, pero somos tan porfiados, que hay que darnos una especie de shock, con situaciones extremas, desde aquel día que no veo a la profesora, quizás tendría que hacer alguna otra cosa, dar clases, etc.; pero siempre que me acuerdo de ella, termino llamando a mi vieja, para que sepamos que cada uno se encuentra bien. ………………………………………………………………….. Espero les haya gustado el cuento, gracias por los aportes a la Muy Matrera y a la Querida Bruja. Finalmente, les dejo un saludo a todas las mamás, besits.
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posted by poetarafa @ 20:01 |
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18 Comments: |
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Hola: hermoso cuento, claro que tan real y posible como todo lo raro que pasa en ella. Es un fuerte tirón de orejas para que no nos olvidemos de quien nos dio la vida.
Lindo cuento.
Cariños,
María Paz
P.D.: Gracias por tu ayuda para mi blog.
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Entonces la profe andaba velando aún por sus alumnos para que ellos hicieran lo correcto. Ahora entiendo, y como dije, sí era medio paranormal el cuento.
Saludos Rafa.
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mmmm...mmmmm.....me gusto!!! graxias por tus saludos y tus palabras.... super melancolicas las fotografias...
tejiendo...tejiendo....
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Tomé otro camino, del que tenía presupuestado en un comienzo, en todo caso, creo que fue una buena opción. Gracias por los comentarios. Las fotos las capturé con mi celular, era una mañana realmente nebulosa. Hasta pronto, si lo desean, lean mis artículos en El Rancahuaso. Besits, amigas.
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Que buena historia, y triste ya que creo que nos pasa seguido el hecho de que terceros nos tengan que preguntar por nuestros seres queridos para acordarnos de ellos. Un realto tenebroso y melancólico. Muchos Cariños, bye.
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Lindo el cuento, bastante profundo para ser tan cortito.
sigue subiendo escritos, prometo leerlos.
un saludo desde Punta Arenas.
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Tus cuentos tienen tu pluma, es como leer tus poemas pero en prosa.
Es súper bueno tener una identidad en la escritura.
Muchos saludos.
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Gracias por postear!A mi me encanta la soledad :) Sigue visitando,un beso
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Muy bello el cuento!!!
Gracias por visitar mi blog, te invito a que los sigas haciendo, había perdido mi clave pero ya la recuperé y no la pierdo nunca más.
Escribes muy lindo.
Cariños!
Alejandra.
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Hola! leí tu cuento como me pediste, siempre un gusto pasar por aca. Que andes muy bien, un saludo, María.
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Hola Rafa
Oye, no esperaba un final para el día de la madre, realmente eres muy astuto, todo un publicista jajaja.
Al leer tu cuento recuerdo a mis profesoras con cariño y me gustaría poder reencontrarme con ellas. Yo creo que voy a ir al cole cuando tenga mi título y esté trabajando para hacer el encuentro más emocionante para ellas...si es que están vivas.
Y Róbinson hizo un "cameo literario", no está mal!
Dejame shorar!
Saludos, compipa!
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Holaa!a mi también me gustaron tus versos!muchas gracias Un beso
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Claro que gustó, me gustó.
Saludos y abrazos
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Hace tiempo que no andaba por aquí y veo que esta bien lindo el blog. Buen cuento, siga escribiendo.
Saludos.
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Rafa...pude llegar....Milagro!!!! Esto es una prueba!!
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Rafa querido vas muy bien!!! No olvides algo, los cuentos hay que retomarlos cada tanto. Yo cuando lo hago después de un tiempo, arreglo, pulo o echo a la basura. Vas bien corazón! No abandones! Abrazo
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visit blog: irreverent, ecléctic, iconoclastic e liberty http://telamamaria.blogspot.com in Catalonia - Spain thank
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Vas bien Rafael....muy bien!
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Hola: hermoso cuento, claro que tan real y posible como todo lo raro que pasa en ella. Es un fuerte tirón de orejas para que no nos olvidemos de quien nos dio la vida.
Lindo cuento.
Cariños,
María Paz
P.D.: Gracias por tu ayuda para mi blog.